La complejidad de operar un hospital en Puerto Rico: Altos costos y escasez de personal

Operar un hospital en Puerto Rico es, en muchos sentidos, una misión titánica. En un sistema de salud que enfrenta desafíos estructurales, económicos y sociales, los administradores de hospitales deben luchar constantemente contra una serie de obstáculos que ponen en riesgo la viabilidad financiera de las instituciones, la calidad del servicio y, lo más importante, la salud de los pacientes. Entre los problemas más acuciantes están los altos costos de las utilidades y la creciente escasez de empleados, incluidos médicos y enfermeras.

Altos costos de las utilidades: un peso desproporcionado

La operación de un hospital depende de recursos como la electricidad, el agua y la conectividad, que en Puerto Rico tienen costos desproporcionadamente altos. Según datos recientes, el costo promedio de la electricidad en la isla puede ser más del doble que en algunos estados de Estados Unidos. Esto afecta especialmente a los hospitales, donde el consumo de energía es constante y crítico. Máquinas de soporte vital, equipos de diagnóstico, sistemas de climatización y la iluminación las 24 horas, los 7 días de la semana, son esenciales para mantener un entorno seguro para los pacientes.

Además, los frecuentes apagones en la isla agravan la situación. Los hospitales deben depender de generadores de emergencia, lo que aumenta los costos operativos debido al consumo de combustible y al mantenimiento de los equipos. Esto no solo encarece la operación diaria, sino que pone en riesgo la capacidad de respuesta en situaciones de crisis, como huracanes o emergencias de salud pública.

El agua, otro recurso esencial, también representa un costo significativo. Las tarifas del agua son elevadas, y el acceso fiable no siempre está garantizado, especialmente en áreas más remotas. Estas presiones financieras obligan a los hospitales a tomar decisiones difíciles, como reducir gastos en otros aspectos críticos o recurrir a subsidios gubernamentales, que no siempre llegan a tiempo o en las cantidades necesarias.

Escasez de personal médico y de enfermería: una crisis aguda

La escasez de médicos y enfermeras en Puerto Rico no es un problema nuevo, pero en los últimos años se ha intensificado drásticamente. Muchos profesionales de la salud han emigrado a Estados Unidos en busca de mejores oportunidades económicas y laborales, dejando a la isla con una oferta insuficiente para atender las necesidades de la población.

Los médicos enfrentan salarios más bajos en comparación con sus contrapartes en el continente, a pesar de trabajar en condiciones muchas veces más demandantes. Además, los hospitales tienen dificultades para reclutar y retener a especialistas debido a la carga administrativa, las largas horas y la presión psicológica de trabajar con recursos limitados.

La escasez de enfermeras es igualmente crítica. La Asociación de Hospitales de Puerto Rico estima que hay un déficit significativo de personal de enfermería, lo que obliga a las instituciones a depender de agencias externas para contratar personal temporero, lo que eleva los costos. La sobrecarga de trabajo también lleva al agotamiento profesional, lo que a su vez contribuye a la rotación frecuente de empleados y perpetúa el problema.

Impacto en la calidad del servicio y en los pacientes

La combinación de altos costos operativos y escasez de personal tiene un impacto directo en la calidad del servicio que los hospitales pueden ofrecer. Los tiempos de espera en las salas de emergencia se alargan, los pacientes enfrentan dificultades para obtener citas con especialistas, y las enfermeras y médicos están cada vez más sobrecargados.

Además, la falta de recursos económicos limita la capacidad de los hospitales para invertir en tecnología de punta o en programas de capacitación para el personal, elementos clave para mantener estándares elevados de atención médica. Esto, a su vez, afecta la confianza de los pacientes en el sistema de salud y podría llevar a más personas a buscar tratamiento fuera de la isla, exacerbando aún más los problemas económicos locales.

¿Qué se puede hacer?

Resolver estos problemas requiere una acción coordinada entre el sector público y el privado. Algunas soluciones incluyen:

•       Incentivos para el personal médico: Aumentar las compensaciones y ofrecer beneficios atractivos para retener y atraer a los profesionales de la salud en Puerto Rico.

•       Inversiones en infraestructura energética: Mejorar la red eléctrica y reducir los costos de las utilidades para aliviar la carga financiera de los hospitales. Ofrecer incentivos económicos a las facilidades hospitalarias para el pago de utilidades, tal como se hace en otras industrias.

•       Fomentar la formación de personal local: Implementar programas educativos que promuevan carreras en medicina y enfermería, con subsidios para estudiantes y becas.

•       Acceso a fondos federales: Abogar por mayor apoyo financiero del gobierno federal para compensar las desigualdades en costos y recursos.

Operar un hospital en Puerto Rico es un desafío monumental que exige creatividad, resiliencia y una voluntad inquebrantable de servir a la comunidad. Mientras los altos costos de las utilidades y la escasez de personal sigan siendo una realidad, los hospitales tendrán que luchar para mantenerse a flote y garantizar un servicio de calidad. Sin embargo, con políticas públicas adecuadas y el apoyo de la sociedad, es posible superar estos retos y construir un sistema de salud más sostenible y equitativo para todos los puertorriqueños.